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sábado, 10 de julio de 2010




Elena Martín y Soledad Mallol llevan ya 19 años juntas como el dúo “Las Virtudes”. Cautas y pacientes al volante, creen que las mujeres son más prudentes conduciendo, aunque est´sn adquiriendo hábitos negativos de los varones, como la falta de caballerosidad. Se muestran partidarias de medidas como el permiso por puntos.


Elena Martín y Soledad Mallol se conocieron representando “La Orestiada” y la llevan ya 19 años como el dúo “Las Virtudes”. Sólo han estado tres años separadas y han vuelto con el espectáculo “Virtudes…el regreso”,que pasean por España desde hace dos años. La separación se debió a Elena: “Tuve una pequeña crisis de vocación y ganas de hacer cosas a nivel personal .Pasado un tiempo, me di cuenta de qué era lo que sabía hacer profesionalmente; Sole siempre me dejó la puerta abierta y le pareció fenomenal volver; de hecho, fue como si hubiéramos estado el día anterior en el escenario”. Y el público no las ha olvidado, ni su peculiar estilo de palabra ágil e irónica.
-¿Cómo es “Virtudes… el regreso”?
-Elena: Es el regreso porque volvemos y porque hacemos regresiones como terapiia a una determinada edad en que te sientes insatisfecho con tu vida sin saber por qué. Yo hago terapia para encontrarme a mí misma y Sole, para perderse, porque está harta de ella misma. Buscamos nuestro lado oscuro con mujeres primitivas o nuestra capacidad de ser diosas en la Grecia antigua presentando a varias mujeres…
-Soledad: Hemos querido mostrar lo que me hace gracia de ella y a ella de mí, y hablar de muchos temas actuales, como la multi-racialidad.
-¿Qué aporta cada una al dúo?
-E: Sole es más rápida para improvisar y hacer chistes y es muy `echada para adelante ´ en el escenario. Nos complementamos perfectamente. Tenemos el mismo sentido del humor y nivel de ética.
-S: Elena es muy pasional, se le ocurre algo y llega hasta el final para hacerlo. A mí me gusta meter `morcillas ´ en el escenario; Elena siempre se acuerda del guión. Para mí es un relax saber que ella está siempre ahí, preparada para reconducirme por el texto.
-¿Ha cambiado el público?
-E: Si, sus gustos han variado. Cuando empezamos, la gente no entendía bien nuestro humor: les parecía muy surrealista y chocante y además hacíamos un monólogo a dos voces. Ahora, están acostumbrados a los monólogos. Al principio éramos incluso atrevidas -hacíamos sutiles referencias al sexo- y la gente te escandalizaba un poco; ahora nos hemos quedado recatadísimas.
-S: El cambio se debe a la tele: hay demasiado histrionismo y el público está esperando la palabrota, lo burdo, el chiste fácil y no nos gusta caer en eso.
-¿Por qué el humor tradicionalmente ha estado reservado a los hombres?
-S: Porque las chicas tenemos mucho sentido del ridículo y hacer reír, normalmente, es ponerse nariz de clown o gordo o feo. Nosotras buscamos hacer reír mediante el guión, lo que nos permite estar monísimas y que el público se sía con nosotras y no de nosotras.
-¿En su vida son tan graciosas como en el escenario?
-E: Yo soy simpática y nada seria, pero no la graciosilla, y mucho sentido del humor irónico, pero tenemos amigos más graciosos que nosotras.
-S: Me tomo las cosas con humor, pero soy una persona seria. No soy la graciosa del grupo, se me ocurren las cosas en el escenario, pero no fuera.
-¿Y qué hacen cuando se quitan las pelucas?
-E: Vivo en un pueblecito y me encanta salir con mi perro sola o con mi chico a dar largos paseos por el campo, nadar, hablar con amigos, y leer. Soy muy curiosa con las cosas que le pasan al ser humano.
-S: Viajar, ir a la playa, mirar el mar, leer… y la música. Casi me gusta más que el escenario, es mi vocación frustrada: siempre he tocado el piano y la guitarra.
PROHIBIR PARA SALVAR VIDAS. Ante las últimas campañas de la DGT, dirigidas a controlar el uso del móvil, el cinturón, etc, Las Virtudes no saben hasta que punto son útiles. Me parece mal hablar por teléfono-explica Elena-,fumar, pintarse, o leer el periódico, pero no creo que prohibiendo se vaya a solucionar algo. Es una cuestión de responsabilidad y sentido común. Sufrí un accidente-me arrolló un camión- y sé que es fácil tener uno. La gente tiene una idea idílica de ir en coche: piensa que va en un búnker protegido y no es así. Por eso, cuatas menos distracciones tengas, mejor: te la juegas tú y los demás.
-S: Es muy fácil controlarte y no hablar por teléfono o no fumar, pero no cabe duda de que distrae y esos despistes pueden provocar accidentes. No soy partidaria de las prohibiciones, pero hay determinadas cosas que si no se prohíben, se siguen haciendo. Quizá está bien que prohíban algunas cosas para salvar unas cuantas vidas.
-¿Qué les parece el carné por puntos?
-E: La gente actúa por miedo y por comodidad; por ejemplo, para no tener que volver a recibir clases. Puede ser positivo por la cuenta que les trae a los conductores y que sean más cautos.
-S: Soy partidaria si sirve para que se conduzca mejor y se tomen más precauciones, por ejemplo, el alcohol. Todos los controles son pocos, no te pones sólo tú en peligro, sino el resto del mundo.
-¿Y los actuales límites de velocidad?
-E: Son correctos, pero no se tienen en cuenta. Los coches están preparados para unas velocidades que, sin pensar, te pones a 160-180 km/h. Soy una conductora cauta y paciente, prefiero ir tranquila y disfrutar del camino, pero veo un contrasentido en la potencia de los coches u la limitación de la velocidad.
-S: En la ciudad me parecen adecuados, pero en carretera ir a 120 km/h es muy difícil. Por las buenas carreteras y la capacidad de los vehículos te pones a 140 en nada. Tendrían que aumentarlos.
-Varios estudios señalan a la mujer como mejor conductora que el varón…
-S: No me gusta generalizar, depende de cada persona, pero es verdad que somos más prudentes. Eso sí las mujeres hemos cogido muchos hábitos de los hombre al volante, como la falta de caballerosidad. De todas formas, me enerva la típica frase de “mujer tenía que ser”. Llevo muchos años conduciendo y no he tenido ningún accidente.

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